La terapia EMDR, Desensibilización y Reprocesamiento mediante Movimientos Oculares, es un abordaje psicoterapéutico integrador, cuyo objetivo es aliviar el sufrimiento de las personas que han vivido un acontecimiento traumático, lo cual da lugar a determinados problemas psicológicos.
La terapia EMDR trabaja en el sistema de procesamiento de la información de la persona que ha vivido una situación traumática. Cuando vivimos una situación de esta envergadura, podemos asimilarla y afrontarla adecuadamente, o por el contrario, no contar con los recursos personales para hacerlo, por sentirnos desbordados, bloqueados o por carecer de madurez necesaria. Ante esta segunda situación, no es posible integrar este hecho, con lo cual, la información queda inadecuadamente codificada en nuestra memoria generando una determinada sintomatología, como pueden ser síntomas de ansiedad, creencias negativas, dolor físico o psíquico, miedo, tristeza, etcétera.
Además, con el paso del tiempo, el recuerdo, consiente o inconsciente de este acontecimiento traumático, provoca una sintomatología igual a la experimentada si la persona estuviera viviendo insitu la propia situación traumática.
La terapia EMDR, por tanto, tiene el objetivo de desensibilizar a la persona de sus recuerdos traumáticos, produciendo una integración de estos recuerdos traumáticos, para que al recordar dicho acontecimiento no les produzca ninguna perturbación ni malestar. Con ello, la persona puede alcanzar una resolución ante un determinado incidente más adaptativa y saludable, manejando con ello las creencias, las emociones y las conductas disfuncionales.
El tratamiento consta de 8 fases estructuradas y organizado cronológicamente:
Esta fase es fundamental para valorar la eficacia de la terapia de las sesiones anteriores.
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