La Terapia Familiar es aquella modalidad de terapia centrada en la familia como objeto de intervención. En Terapia Familiar, no se pretende modificar directamente la conducta problemática, sino cambiar las dinámicas familiares y el patrón de que la provocan.
Desde este modelo se concibe a la familia como un sistema, donde cada uno/a de los/as integrantes tiene un rol o papel determinado; un sistema que tiene que estar equilibrado por cada uno/a de sus integrantes. Sería como un puzle donde cada miembro es una pieza, de manera que para que el puzle encaje, cada pieza tiene que estar en una posición determinada; por ejemplo:
Este podría ser un ejemplo de sistema familiar tradicional. Desde la posición de cada uno/a se adquieren:
Todos estos aspectos condicionarán en gran medida la manera en que nos percibimos a nosotros/as mismos/as y la manera en que nos relacionamos con los/as demás.
La familia es pues, un sistema abierto, en el que la conducta de cada de cada miembro, influye en el resto. En este sentido, cualquier intervención que se realice en uno/a de sus integrantes tendrá impacto en los/as demás, decir, si una pieza del puzle se mueve de lugar, el resto de piezas tendrán que moverse también para el puzle encaje y el sistema familiar esté equilibrado.
Por tanto, la terapia familiar no se centra únicamente en el paciente o en un miembro en particular de la familia, sino que se enfoca en el grupo en su totalidad. Es decir, no hay un “paciente identificado”, sino que es la propia familia el objeto de la intervención y del cambio.
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