No podía comenzar este Blog sin hablar de uno de los temas que más me preocupan y que en más ocasiones me encuentro en consulta; el AUTOCUIDADO Emocional en mujeres.
Plantéate….¿Nos Autocuidamos las mujeres?
Históricamente a las mujeres se nos ha educado para cuidar a los/as demás; cuidamos de nuestros/as hijos/as, maridos, parientes cercanos, de nuestros mayores. Los/as alimentamos, los/as sanamos, los/as proveemos de ropa, calzado, cariño y cuidados.
El rol de cuidadoras que nos han asignado nos mantiene en este papel, de forma que se cree que las tareas del cuidado son parte de la naturaleza innata de las mujeres.
Todas conocemos a niñas que tuvieron que dejar de asistir a la escuela para hacerse cargo de sus hermanos/as menores; mujeres que renunciaron a sus trabajos para cuidar a sus hijos/as, a sus maridos o algún familiar enfermo. Cuando los padres y madres se hacen mayores ¿Quién dedica horas para atenderlos?, ¿Quién hace noches en hospitales o renuncia a salir los fines de semana?…
Pero… ¿qué precio tiene para nosotras la dedicación al cuidado de los/as demás?
Desgraciadamente, esto va en detrimento del cuidado que nos damos a nosotras mismas. Nos olvidamos del AUTOCUIDADO de nuestros cuerpos, vidas y salud ¡¡¡¡todo para los/as otros/as, nada para nosotras¡¡¡. Por tanto, el “coste” de cuidar es mucho más amplio que el resultado de sumar las horas dedicadas a determinadas tareas. Verdaderamente, la vida de las personas que cuidan se ve condicionada por su papel.
Como consecuencias generales podemos afirmar que las mujeres que cuidan tienden a presentar más hábitos de vida de riesgo: dieta poco saludable, ejercicio físico escaso y descanso insuficiente. Todo esto redunda en una peor salud en general.
La ansiedad producida por “querer llegar a todo y no poder” y el estrés por verse obligadas a realizar las tareas de cuidado en combinación con otras actividades cotidianas son, los desencadenantes de otros problemas de salud, como: dolores musculares y osteoarticulares, hipertensión o colon irritable.
Además también se evidencian consecuencias a nivel emocional como alto grado de estrés, ansiedad, frustración y estados depresivos, lo que conlleva mayor consumo de medicamentos como ansiolíticos y antidepresivos. Pero las consecuencias no quedan ahí: escaso tiempo para dedicarse a sí mismas, así como para las actividades de ocio o renuncias a la vida profesional,
Ha llegado el momento de replantearnos todo esto y empezar a AUTOCUIDARNOS¡¡¡¡
Para AUTOCUIDARNOS es de vital importancia reconocernos a nosotras mismas, valorarnos y darnos tiempo a solas. Esto nos ayudará a conocer nuestras necesidades y deseos, además de fortalecer en gran manera nuestra autoestima.
Para conseguir esto es fundamental aprender a pedir ayuda, delegar responsabilidades, compartir tareas, trabajar la asertividad, aprender a decir no, mantener las relaciones sociales, aprender a comunicarse mejor con familiares y personas del entorno, etc.
¿Por dónde podemos empezar?
- DEDICA TIEMPO A TÍ MISMA: leer un buen libro, salir a pasear, tomar un café con amigas, darte un baño relajante. ¿Cuánto tiempo hace que no practicas alguno de estos buenos hábitos?. Lógicamente, si no haces lo que te gusta, difícilmente vas a lograr el bienestar psicológico ni la felicidad.
- TEN TU PROPIO ESPACIO PERSONAL: es importante tener tus propias amistades, tus hobbies y tus espacios de descanso. No tienes que compartirlo todo con tu pareja o con tu familia. AUTOCUIDARNOS es ser capaz de establecer límites para una misma.
- DELEGA RESPONSABILIDADES: nadie tiene la capacidad de “poder hacerlo todo, y hacerlo bien”. Es importante que tomes conciencia sobre la importancia de delegar algunas de las responsabilidad que asumimos o nos hacen asumir los/as demás. Reparte tareas entre los miembros de tu familia; cada uno/a en función de sus horarios y capacidades puede ocuparse de algo concreto. La corresponsabilidad en las tareas domésticas es un paso fundamental para
- APRENDE A DECIR “NO”: aunque al principio es difícil, prueba a decir NO cuando sientas que no quieras hacer o decir algo. Quizás las primeras veces te sientas culpable pero pasado un tiempo te sentirás más libre y más fuerte.
- SAL DE LA ZONA DE CONFORT: La zona de confort es una zona de no-aprendizaje, de no-crecimiento y te limita a la hora de desarrollarte. Si no te sientes plena, feliz; si sientes que aún te quedan cosas por hacer o probar, no lo dudes, lázate a ello. Quizás sea el momento de retomar el trabajo remunerado, de alejarte de tu pareja o de montar tu propio negocio. Al principio sentirás miedo pero recuerda que “quien no lo intenta, no lo consigue”.
- DISFRUTA DE LAS PEQUEÑAS COSAS: empieza a mirar a tu alrededor valorando los pequeños momentos que son la clave de nuestra felicidad.
- RODÉATE DE PERSONAS POSITIVAS: Las relaciones positivas son necesarias para nuestro bienestar psicológico. Aléjate de esa amiga tóxica que solo se preocupa por ella, ponle límites a un/a hijo/a que nunca tiene en cuenta tus necesidades, o a una pareja que siempre te dice que no vales para nada. Recuerda “quien no te suma, te resta”.
- EL VASO MEDIO LLENO, MEJOR QUE MEDIO VACÍO: El optimismo es una forma de AUTOCUIDARSE ya que contribuye al bienestar personal. Además, permite ver los problemas como retos, y no como barreras infranqueables, y buscar constantemente estrategias para enfrentarlos.